Antes que
escritora, antes que buscar premios, la autora mexicana Cristina Rivera Garza
construye un libro valiente, franco, honesto, personal, donde hace una revisión
del feminicidio de su hermana.
El invencible
verano de Liliana (Literatura Random House, 2021) nos deja algunas preguntas: ¿Por
qué escribirlo a años de distancia? ¿El movimiento internacional, el tema
relevante, la moda de los recuerdos? No creo, es más un señalamiento de la
falta de trabajo de las autoridades, y en especial, una especia de liberación
que permita a otros y otras conocer la experiencia y evitarla.
“Pero llorar es
un acto civilizado” (49) ¡qué mejor frase para resumir un texto! Es como un
llanto necesario, sacar del cuerpo la idea y revalorar lo importante: la
sonrisa, el entusiasmo, la vivacidad de una hermana que no podrá regresar al hogar.
¿Qué signos de
cambio se dio en la personalidad de su hermana? ¿Qué tintes de violencia de
pareja se dieron? ¿Hubo o no testigos -valientes o mudos- que permitieran
señalar las coas?
Con un narrador
personaje, se reconstruye la evolución de su hermana y, claro, la búsqueda de
un culpable. Que tristemente está identificado, pero, por diversos motivos y
complicidades, no está en la cárcel. “El miedo a caer de bruces o el miedo a no
soportar el dolor o el miedo a morir habían terminado por hacerse cómplices del
asesino. Ahí estábamos todos, tan sin aire, tan sin palabras, tan silenciosos e
inmóviles como Liliana sobre su lecho de muerte.” (51)
Si bien el libro
se centra en un verano, es una experiencia para cualquier parte del año y para
estar atentos y partícipes cuando sea necesario. “El duelo es el fin de la
soledad.” (118)
Estilo
periodístico, recuperación de recuerdos, entrevistas, diálogos, todos los
recursos son utilizados para reconstruir una vida, buscar una respuesta y hacer
una denuncia honesta: ni una más, no en estas condiciones ni en ninguna.