lunes, 27 de diciembre de 2010

El juego del tiempo

En este texto se analizarán diversos aspectos relacionados con el viaje en el tiempo y el tiempo por sí mismo. Las reflexiones personales serán acompañadas por fragmentos de diversas referencias, de la novela The time machine (1895) por H. G. Wells y el filme Back to the future (1985) de Robert Zemeckis. Aunque entre ellos hay 90 años, su idea sigue vigente: La grandiosa posibilidad del viaje en el tiempo, y claro, la a exploración de las consecuencias que esto podría traer a quien lo realice y al hombre mismo. El filme recién cumplió 25 años y a novela más de un siglo asombrando a propios y extraños.

Arena y Tiempo: Desvanecimiento ante el hombreLa historia El libro de arena de Borges, amante empedernido de lo infinito, plantea la idea de un texto que pareciera tiene en sí elementos, escrituras o dibujos que aparecen o desaparecen a voluntad. Esto llena de duda a uno de los personajes, sin saber a ciencia cierta a qué se enfrenta.

A partir de este punto de vista, se puede construir una inferencia: El libro es la representación material del tiempo, algo que ahora vemos y en un minuto más desaparece. “Mírela [la insignia o dibujo] bien. Ya no la verá nunca más.” (Borges) Así es el tiempo, lo que ahora es presente, al terminar de escribir estas líneas es pasado. La literatura tendría, también se puede decir, la facultad de capturar el tiempo, de tal forma que el pasado queda registrado en palabras y frases ordenadas. Esta facultad de la literatura hace que escritores y lectores sientan en sus manos algo de la omnipotencia de un Dios: Manipulas el tiempo si decides avanzar rápido o retroceder hojas para leer de nuevo.
Sin embargo, se debe considerar que el tiempo se desvanece como la arena que se toma en las manos. Pueden ser tamaños o fragmentos tan pequeños, que la arena se escode, se pierde, vuela con el viento. ¿Por qué decir que la arena es infinita? Porque al ser un producto natural continuamente se va renovando, aquello que desaparece de un lugar se acumula en otro, o viejos fragmentos de material natural se destruyen hasta hacerse partículas menores, en este caso “arena”. Se puede decir entonces que se enfrenta a un ciclo sin fin de existencia, destrucción y renovación. “Me dijo que su libro se llamaba el Libro de Arena, porque ni el libro ni la arena tienen ni principio ni fin.” (Borges) En este sentido, y tal vez en forma metafórica, el tiempo tampoco tiene fin. Lo que es ahora ya es pasado –según se comentó previamente– y continuamente se piensa en lo que pasará el próximo minuto, es decir, el futuro. También se enfrenta entonces a un ciclo, tal vez virtuoso, tal vez vicioso.
La literatura toma esta idea de lo infinito del tiempo para representarlo en sus textos. Por supuesto, depende de la época o del estilo propio del autor, el tiempo puede ser manipulado: Extendido, acortado, fraccionado, en fin, diversidad de formas para representar el deseo concreto del autor, permear un sentimiento, crear una sensación determinada. Inclusive, un tiempo repetitivo o las “casualidades” históricas donde diversas líneas del tiempo convergen en sentimientos y situaciones. Sobre este último pensamiento, la novela Las horas (1999) de Michael Cunningham, presenta la vida de cuatro personajes (un hombre y 3 mujeres) que viven situaciones similares pero en tiempos históricos completamente diferentes. Ejemplos más lineales pueden ¿Los androides sueñan con ovejas eléctricas? y El mundo perdido, sólo por mencionar algunos.
Por lo tanto, el tiempo puede manipularse como se manipula un libro, al menos en la literatura. El sueño científico –que como bien se sabe es a fin de cuentas el motivador de investigaciones, ensayos y trabajos académicos– es precisamente manipular el tiempo; ahora hay inventos que permite “capturar” en una fotografía o un video electrónico “un momento, pero no puede adelantarse ni atrasarse. He ahí el debate entre lo físicamente posible, lo científicamente probable y la imaginación del hombre. Para el ciudadano común, la única forma posible de viajar en el tiempo es a través de la literatura: Ya sea un viaje personal en forma casi mágica (Orlando de Virginia Woolf), un salto temporal para cazar dinosaurios (El sonido del trueno de Ray Bradbury) o el despertar de una persona en otra época para encontrar el amor verdadero (Pídele al tiempo que vuelta de Richard Matheson), las personas pueden recrear épocas diferentes y magnificar este viaje. ¿Algún día se podrá ir más allá del papel y la tinta? Los escépticos como Stephen Hawking [1]dirían: "¡Viajar en el tiempo no es teóricamente posible, pues si lo fuera, ya estarían aquí contándonos al respecto! Y otros más propensos a la fantasía declararán: ¡Claro! Le dejaremos, irónicamente, al tiempo la respuesta final.
Así que hasta el momento, el tiempo frente a nosotros es como la arena o el libro referido por Borges, se desvanece entre las manos, un momento existe y al otro, no. Como la arena, el tiempo simplemente se desvanece ante los ojos.

Tecnología: Esperanza y condenaLa tecnología se presenta, especialmente en la visión occidental moderna, como una herramienta para conocer ese futuro prometedor visionado durante los siglos XIX y XX. La realidad fue otra: Tecnología destruye a la naturaleza e incluso es usada para la destrucción y el aniquilamiento de otros seres humanos. De acuerdo con el documental “Imágenes de Atapuerca”, se han encontrado instrumentos prehistóricos que indican que la tecnología va desde el uso de la piedra como cuchillo y raspador, hasta cumplir una función específica para diversas tareas. Aquí los primeros eslabones entre el mono y el hombre, usaban la tecnología para mejorar la vida diaria del hombre. En contraparte, la tecnología puede servir a hombres de ciencia como Carl Sagan para visualizar un contacto entre el hombre y otros seres, que permiten abrir nuevos caminos a la exploración y a la vez generar la incredulidad en propios y extraños (como sucede en su novela Contacto); a la vez que le permitió a través de la observación y la reflexión, tratar de descifrar los confines del universo.
Ahora, como se mencionó previamente, la tecnología sirve no sólo para mejorar la vida del hombre, sino para destruir a la naturaleza y al otro. En este sentido, durante la novela The time Machine “El viajero” comenta que su propósito principal es viajar hacia el futuro para conocer las nuevas sociedades producto de la industrialización y la democracia. Sin embargo, se da cuenta que ésta fue usada, por una parte, para sobrevivir a alguna inclemencia más allá del hombre (el texto incluso deja la duda si fue una guerra o una cuestión natural lo que llevó a ese futuro), y después como una perfecta herramienta de dominio.
Durante el viaje, primero nota que los “Eloi” tienen poca tecnología, pero vienen tranquilos y disfrutando un perfecto balance con el medio ambiente. Pero los “Morlocks” tienen un vestigio de la tecnología (extractores de aire, máquinas para mover las grandes compuertas) pero los han evolucionado hacia lo más primitivo del ser humano: El canibalismo. Ahí es cuando “El viajero” se enfrenta a un mundo desconocido y él, sin tecnología de apoyo, en una época cuando ésta se consideraba como una forma de arreglar los problemas del hombre. Se indica del texto “… and the faint halitus of freshly-shed blood was in the air. Some way down the central vista was a little table of white metal, laid with what seemed a meal. The Morlocks at any rate were carnivorous! (…) I had come without arms, without medicine, without anything to smoke (…) even without enough matches.” (Wells, 1994: 51) Más adelante en el texto, el protagonista descubre que la carne es, en realidad, humana. Ese vacío de tecnología a su alcance va a marcar su sensación de perdido en un mundo desconocido; y buscará la forma de sobrellevar esa falta de tecnología pero a la vez tratar de cambiar el rumbo de los hechos que ha presenciado.
Retomando el caso concreto del texto, los “Morlocks” vivían bajo la tierra, gracias a complejos sistemas de ventilación y acumulación de energía, a la vez que desarrollaron cuestiones físicas como la fisonomía del cuerpo y de los ojos para sobrevivir en la penumbra. La desaparición de la máquina del tiempo por parte de éstos, puede interpretar así: Están conscientes del poder de la tecnología, y al negárselo a los Eloi se mantiene el tenue equilibrio de esta sociedad. “I found no machinery, no appliances of any kind… I could not see how things were kept going.” (Wells, 1994: 39) También les permitía “cerrar” con grandes compuertas los accesos a su mundo. Más estas ventajas tecnológicas no las tenían sus contrapartes “Eloi”, quienes a fin de cuentas no consideraban la tecnología como algo valioso: La naturaleza les daba todo, aunque a un precio muy alto: Ser devorados por sus vecinos subterráneos.
Otra idea que va manejando “El viajero” es que la evolución de las máquinas permitiría eliminar el servilismo oprimente a su sociedad. Sin embargo, dicho servilismo se ha transformado de una actitud casi involuntaria para respetar y cumplir los deseos de los amos, hacia la venganza en una de sus formas más crueles: Los sirvientes continúan administrando alimentos y tranquilidad a los amos, pero ahora no reciben un techo o un pago mísero, ahora se devoran a esos amos. Enfatizado a lo largo de la novela, una vez que detecta a las dos razas humanas “El viajero” extrapola que la explotación que se da en su época sigue vigente, pero ahora con una cruel venganza de los oprimidos.
En esta ficción la tecnología ha permitido ir al futuro pero únicamente para conocer que el hombre realmente no evolucionó, por el contrario, pareciera que sus básicos instintos han salido a flote y continúa destruyendo a sus similares en una de las formas más básicas: Matándolo y comiéndose sus cuerpos. “El viajero” lo resume así: “Its triumph had not been simply a triumph over nature, but a triumph over nature and the fellow-man.” (Wells, 1994: 47) Entre la fuerza física y el uso de la tecnología, puede decirse que los “Morlocks” dominan a los “Eloi”, demostrando que la tecnología en sí puede ser un arma poderosa para controlar al enemigo.
¿Qué provoca esto en el protagonista? La firme idea de regresar a ese “futuro” lastimoso y modificarlo. El texto deja abierto su final al indicar que el viajero simplemente no regresó y el narrador-testigo lleva un par de años esperándolo. El supuesto viaje al futuro se plantea como la desesperación del hombre de pensar en un futuro prominente, para encontrar únicamente desolación y desgracia; y en un arranque de tono romántico, se quiere convertir en héroe y modificar así el futuro de la humanidad completa.
Si bien aparentemente no existe una guerra o contaminación en este mundo futuro de los Eloi y los Warlocks, lo que sí existe es una visión de la tecnología como un mero acompañamiento de supervivencia, y una especie de vacío ético que permite cometer, a nuestros ojos, un acto atroz e inhumano; incluso como fuente de poder al controlar al otro. Por lo tanto, “El viajero” parece retomar ese espíritu romántico que alimenta diversas historias para “volver” al futuro y procurar un mejor mañana. No sabemos si ahora sí armado de tecnología para “liberar” a “los Eloi” de la forma de vida, pero sí ausente para evitar la condena del mañana.

Viaje en el tiempo: Similitudes y diferenciasLa máquina del tiempo (Wells, 1895) y Volver al futuro (Zemeckis, 1985) retoman la idea humana de viajar en el tiempo. La primera gran diferencia es que “El viajero” quiere ir al futuro y conocer los avances de la humanidad; mientras el “doc Brown” quiere viajar principalmente al pasado y después al futuro. En ambos casos, existe la planeación del invento y los experimentos relativos a esto. De hecho, se puede decir que “El viajero” cumple exitosamente su compromiso: Viaja y vive en el futuro por ocho días, decidiendo volver a dicho futuro para tener un mejor mañana para la humanidad. Además, se señala que en ambas obras se ve al tiempo como una dimensión espacial, la cual puede transitarse como las dimensiones tradicionales de largo, ancho y volumen. “Any real body must have extension in four directions: it must have Length, Breadth, Thickness, and-Duration- But through a natural infirmity of the flesh… There are really four dimensions, three which we call the three planes of Space, and a fourth, Time.” (Wells, 1994: 4) De esta misma idea parte el doctor Brown, según aquel accidente con el lavabo en 1955, donde visualiza cómo resolver el hecho de viajar en el tiempo a través de un aparato en forma de matriz. Ambos personajes invertirán tiempo, dinero y un gran esfuerzo para conseguir esta meta.
El viaje en el tiempo de McFly y posteriormente de Emmett Brown de un experimento y de un accidente. Recuérdese que el ataque de los terroristas es lo que lleva a Marty a subirse en el Delorian y viajar, sin pretenderlo, en el tiempo y sin analizar las consecuencias de su acción. “El viajero” parece obsesionado con viajar y conocer la sociedad del futuro, pero con un tono más idealista: Conocer cómo han mejorado las comunidades gracias a la tecnología y a un tipo de gobierno determinado; no piensa en su intervención en el tiempo como el doctor Brown, pero sí en ser un observador de la historia por escribirse.
Entonces se puede indicar que surge una diferencia en cuanto al propósito de los personajes; mientras “El viajero” piensa en conocer el futuro prominente de la raza humana, y continuará con esa idea del sacrificio para tener un mejor futuro; el “doc Brown” busca satisfacer una necesidad personal de viajar y buscar explicaciones donde aparentemente ya no existen respuestas; y ver, con una mira científica, qué tecnologías se han desarrollado en el mundo.
Por otra parte, ambas historias pretenden dar a su argumento un respaldo científico. En The time machine se habla de física, del manejo de la luz, de las dimensiones y otras cualidades informativas; mientras que en Back to the future se habla de una energía enorme y de justificar al “condensador”, aquel instrumento que permite, precisamente, el viaje en el tiempo. Es así como durante el primer capítulo o los primeros 15 minutos del filme, los personajes tratan de explicar el por qué sí sería posible el viaje en el tiempo.
Los argumentos plantean la necesidad de “probar” que son del pasado o del futuro. En el filme de Zemeckis, la prueba de que Marty es del futuro es que sabe cómo se golpeó originalmente el doc Brown y cómo dibujó el “condensador del tiempo”. Por otra parte, “El viajero” tiene una flor desconocida guardada en el saco, y frente a los asistentes a una cena cual Ulises, narra ante diversos testigos la odisea que ha hecho durante los últimos días.
Entre ambos se puede decir que existe una semejanza, cuando “El viajero” encuentra enterrado aquel museo revive el pasado, mientras Marty “vive” –literalmente– esa época de museo de 1955. Los personajes se enfrentan entonces a pasado desconocido, causando asombro y fascinación a la vez.
Una gran diferencia es la implicación del viaje en el tiempo. The time machine no habla de alguna catástrofe, sólo habla del ir y volver de “El viajero”, pero en Back to the future sí: La paradoja de encontrarse y verse, no se diga que al tocarse se provoque una ruptura del tiempo (a fin de cuentas, si es como una línea que de pronto está en sí misma) provocaría una consecuencia catastrófica. En la novela, más bien, se plantea la posibilidad de viajar y conocer, no de destruir. El narrador testigo lanza una sentencia total: “It is a mistake to make things too easily” (Wells, 1994: 12) pero no es parte esencial del argumento, queda como una mera moraleja para este tipo de experimentos. Esto se relaciona con la existencia de la “máquina del tiempo” como tal tiene una visión diferente. Para el filme implica una moraleja: Ir al pasado o al futuro trae consecuencias desastrosas para los seres humanos, por ello el afán de destruir el “Delorian” una vez que ha sucedido el accidente. Mientras que en la novela es el vehículo perfecto del personaje para ir al futuro y regresar al presente, proponiendo una propuesta concreta para mejorar el presente y el mismo futuro humano.
Complementariamente, la máquina que permite viajar es valiosa y vale la pena guardar el secreto. Por ejemplo, tanto “El viajero” como “doctor Brown” realizan sus investigaciones y desarrollo tecnológicos durante años, en secreto e invirtiendo la fortuna personal. Los dos personajes cumplen su cometido, y cuando lo consideran prudente, lo comunidad; uno a diversos personajes que serán los receptores de su relato, y el otro a un amigo de confianza, Marty McFly. Cuando han viajado en el tiempo, al primero le roban la máquina y el segundo tiene que esconderla; en ambos casos, con el pensamiento de qué podrá hacer un “no científico” con dicha tecnología a su alcance.
Curiosamente, en ambas obras el científico sabe más que los ciudadanos comunes, y sus conocimientos procuran enfocarlos para engrandecer a la humanidad con su invento. Sin embargo, uno es condenado a la atemporalidad y el otro a poner en riesgo su vida frente a los terroristas. Se pude considerar entonces que existen personajes más de corte romántico: Pensadores de que el mundo mejorará gracias a la tecnología.
¿Depara el futuro un mundo tecnológico de sencillez diaria pero complicado de relaciones interpersonales o un vacío tecnológico pero con riqueza personal? En sí, los argumentos de ambos presentan cómo el hombre puede sacrificar mucho con tal de cumplir su objetivo; unos el tiempo en el cual viven, otros estar atrapados y ser solidarios. Para el futuro, lo que resta es vivirlo, pues “witness that even when mind and strength had gone, gratitude and mutual tenderness still lived in the heart of man.” (Wells, 1994: 85)

El tiempo: Perdición y recurso Para la literatura, el tiempo es un recurso para presentar la historia, un vehículo en el cual los personajes entran y salen de la ficción, y así van dando forma al argumento. Por otra parte, el tiempo físico es la sucesión de hechos que naturalmente se dan durante la vida del hombre, mientras lo científico es una dimensión compleja, relacionada con el espacio y otras cuestiones propias de la física.
Las obras revisadas La máquina del tiempo (Wells, 1895) y Volver al futuro (Zemeckis, 1985) juegan con estas ideas. En ambos, el tiempo físico es una narración de las aventuras de sus protagonistas, pero “juegan” con la concepción científica del tiempo, cuando se puede visitar el futuro y regresar al pasado en el caso de la novela, y al revés, del pasado al futuro en el filme. Una frase de la novela es importante: “There is no difference between Time and any of the three dimensions of Space except that our consciousness moves along it.” (Wells: 1994: 4) Esa consciencia es lo que puede servir para el bien o para el mal de las aventuras vividas.
Hay que considerar que “En la literatura actual los cambios temporales son un recurso muy habitual mediante el que el autor llama la atención del lector sobre la artificiosidad de la construcción del texto y trata de impedir la lectura excesivamente cómoda e irreflexiva que se deja llevar por la linealidad de la trama o por el comportamiento de los personajes. Mientras que el tiempo propio de la narración es el pasado, que marca la distancia temporal entre los hechos relatados y el momento en que se cuentan en el teatro lo es el presente en el que desarrollan los diálogos…” (Platas, 2006: 835) Puede decirse que la novela de Wells está narrada desde el pasado: Existe un narrador testigo que presenta la concepción del viaje en el tiempo, la aventura de “El viajero” en el futuro y finalmente el cierre en el presente donde conocemos la desaparición del protagonista. Por su parte, el filme de Zemeckis asemeja más la estructura teatral: Se vive en el presente–1985 y por las circunstancias de la historia, el protagonista Marty viaja al pasado–1955; para después regresar a su presente. Nótese que en ambos casos existe un “juego” temporal, al tener los trinomios presente-futuro-presente y presente-pasado-presente, respectivamente. Esto provoca un esfuerzo del lector para diferenciar uno y otro, con el respectivo cambio de contexto que eso implica.
Paralelamente, se debe considerar que tiempo es “Categoría abstracta relativa a la duración, sucesión y orden de los fenómenos… Por ser un tiempo «creado», el autor de un relato puede manipularlo a su arbitrio.” (Estébanez, 2006: 1040) Como se mencionó en el párrafo anterior, precisamente ambos autores presentarán ese orden “no sucesivo” de hechos, yendo de un tiempo a otro sin más esfuerzo que manipular la máquina (aquella silla con luces o el automóvil Delorian, respectivamente) El cambio de tiempo implicará, en ambas obras, modificaciones a la forma de vestir, de comer, incluso de vivir cotidianamente. Esa modificación incluso del escenario permite “vivir” la época diferente planteada.
Considérese también que hay “… dos formas de organización del tiempo: el de la fábula (el orden cronológico en que sucedieron los acontecimientos de una historia) y el de la trama: el orden en el que el narrador los presenta al relatar esa historia.” (Estébanez, 2006: 1040) De tal forma que en el narrador testigo de The time machine ha a contar la historia como él la vivió: Reflexión sobre el tiempo, primer contacto con “El viajero”, encuentro con otras personas que también conocerían sobre la aventura, un “salto” hacia la aventura del protagonista, para regresar al presente donde este testigo referirá lo que sabe o presupone. Esa “aventura futura” es lo que quiebra el orden natural. En otro caso, Marty de Back to the future vive algo más lineal, aquí el juego es más de encuentros y desencuentros que de presunción narrativa: Se narran los hechos según el orden vivido, pero el pasado no es precisamente un flashback, pues se presenta realmente en presente. En este sentido, el filme utiliza una analepsis: “Anacronía que conlleva un salto temporal hacia atrás. Técnica similar a la del flash-back en cine…” (Platas, 2006: 39) Recuérdese que la trama inicia en 1985, para viajar 30 años al pasado, hacia 1955; en este caso Marty va al pasado, pero habría que hacer la reflexión de que dicho pasado no es el mismo que se “recupera” sino un pasado modificado a presente, haciendo peligrar el futuro del protagonista. En el texto de Wells, tampoco se tiene precisamente un flashback, sino la narración sobre el presente, y de ahí se va al futuro; en dado caso, se consideraría un retroceso cuando “El viajero” hace referencia de cómo va al futuro y regresa al presente; pero quedaría fuera de la definición referida.
Lo cierto es que ambas obras aprovechan el recurso de la elipsis. “Técnica temporalizadora (también llamada elusión) válida para novela, teatro y lírica con componentes narrativos. Consiste en suprimir de la trama parte del argumento; generalmente se omite lo que se supone puede sobreentender el receptor gracias a su competencia. La abundancia de elipsis acrecienta la velocidad narrativa.” (Platas, 2006: 243-244) En el relato de “El viajero”, se obvia lo que sucede entre varios días, éste no hace mención exacta de los ocho días que ha vivido en ese “futuro”. En el filme, no se narran todos los momentos previos al famoso rayo de 1955; del cual el protagonista sabe, no así el resto de los habitantes de Hill Valley.
Las mismas obras hablan, en conclusión, de esa manipulación del tiempo. En Back to the futur se hace en forma curiosa, cuando durante la apertura del filme todos los relojes marcan una hora, cuando en realidad ésta es “diferente a la real”. En el caso de la novela, llegar tarde a la cena donde referirá su aventura, permite también establecer el cambio en el tiempo. Así, los viajeros en el tiempo pueden hacer saltos temporales, rompiendo leyes de la física y, por qué no decirlo, aprovechando preceptos científicos que les permite ir al futuro y al pasado y al presente en forma indistinta; sólo se necesita una luz o la energía de un rayo.
A fin de cuentas, el tiempo fue un recurso para los autores (escritor y director) pero implica para sus personajes aventura, e incluso perder la vida, o enfrentarse a la perdición del universo o del futuro mismo.

Referencias Borges, Jorge Luis. El libro de arena. Consultado noviembre 4 de 2009. http://www4.loscuentos.net/cuentos/link/414/414471/

Estébanez Calderón, Demetrio. (2006). “Tiempo”. Diccionario de términos literarios. 5ta reimpresión. Filología y Lingüística. España: Alianza Editorial.

Imágenes de Atapuerca. Youtube. Consultado noviembre 5 de 2009.
http://video.google.com/videosearch?client=safari&rls=es-es&q=Atapuerca&oe=UTF-8&um=1&hl=es&ie=UTF-8&sa=N&tab=iv#

Platas Tasende, Ana María. (2006). “Analepsis, Elipsis, Tiempo”. Diccionario de términos literarios. 4ta edición. España: Espasa.

Wells, H.G. (1994) “The time machine”. Four complete novels. United States of America: Barnes and Nobles.

Zemeckis, Robert. (Director). (1985). Volver al Futuro. Estados Unidos: Universal.

Notas[1] Citado en “Viajar en el tiempo”. Consultado noviembre 4 de 2009. http://www.taringa.net/posts/imagenes/1626044/Viajar-en-el-Tiempo.html

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