miércoles, 15 de diciembre de 2010

Novela, historia, metaficción, posmodernidad...

1. La novela como género literario.Novela puede ser todo y puede ser nada… pero a la vez, es diferente de otros géneros clásicos-muertos-definidos como el teatro o la épica. Este puede ser el resumen de la visión de Bajtín (1991) sobre este género. Estébanez define novela como “relato de ficción intermedio entre el cuento y el romanzo o narración extensa. La palabra “novela”, que ne castellano del Siglo de Oro tuvo su acepción original de relato breve, posteriormente servirá para designar la narración extensa, mientras que relato breve será denominado novela corta. Dada la gran diversidad de modelos que presenta la mencionada narración extensa a lo largo de su historia, es difícil elaborar una definición precisa y omnicomprensiva de novela. Esta dificultad se incrementa por el hecho de su confluencia (o asimilación de elementos y técnicas) con otros géneros, como la epopeya […] la lírica […] el drama […]” (2006: 746) En este sentido, coincide con la reflexión de Bajtin (1991) quien señala éste es un género en formación, que todavía no termina de formarse, pero que a la vez logra destacar de los otros géneros. Para Platas la novela “con un tono y un estilo menos elevados [respecto al romance] se centra en lo cotidiano y verosímil, suele ser reflejo del mundo circundante, y muestra personajes que se inspiran en personas corrientes, dotados de caracteres entreverados (ni totalmente positivos ni negativos del todo), cuya psicología trata de ser presentada a lo largo del relato … es un género narrativo en prosa, de extensión variable y de imprecisa definición, aunque hay que partir del convencimiento de que, como toda obra narrativa, es una construcción verbal y no un trozo de realidad.” (2006: 540) También concide con Bajtin (1991), quien marca precisamente la diferencia entre épica y novela: la primera exalta las grandes historias de los delineados héroes, mientras la segunda abre posibilidades de personajes e elimina ese determinismo antiguo.

Bajtin resume tres rasgos que hacen a estos textos un género: “1) la tridimensionalidad estilística, relacionada con la coincidencia plurilingüe que se realiza en ella; 2) la transformación radical en la novela de las coordenadas temporales de la imagen literaria; 3) una nueva zona de construcción de la imagen literaria en la novela, zona de máximo contacto con el presente (contemporaneidad) imperfecto.” (1991: 456) Estas tres características, en otras palabras, nos resumen que es un texto donde los diversos lenguajes (tanto del narrador como de los personajes, inclusive, de los motivos en ella involucrada) conviven en forma armónica; también marca un cambio radical del tiempo y el relato per se, mientras la épica ignora el “inicio” de una historia y a veces “obvia” el final de la misma, la novela pretende construir introducción, desarrollo y conclusión para darle sentido al universo planteado; finalmente, la zona de lo moderno se nutre de diversos recursos estilísticos y lingüísticos para reafirmar esa indefinición: a veces más diálogo (como el drama) o más heroísmo (como en la épica), la novela se va construyendo a sí misma.

Para remarcar las diferencias con otros géneros, el drama privilegia el diálogo –recurso importante para la novela-; la poesía involucra lo lírico y el uso de tropos y figuras literarias –que un buen texto también puede plantear-; sin olvidar los recursos de personajes o tramas puntuales –extraído de la narrativa breve o cuento-. Sumando esto y su capacidad de innovación / experimentación, la novela se plantea como una forma moderna de expresión –tal vez el único producto de la posmodernidad- donde caben ideales, recursos y, en sí, la visión integrista o localista de su creador.

2. La historia como narraciónPlatas señala que la “historia” puede definirse como “Género científico-didáctico que tiene como finalidad principal la relación de hechos verdaderamente sucedidos. Participa de lo literario en cuanto que muchos de sus cultivadores han sido extraordinarios prosistas.” (2006: 376) La misma autora complementa esta definición con la distinción de “histografía”: “disciplina que se ocupa del estudio bibliográfico y crítico de los estudios sobre la Historia, sobre el arte de escribirla, sus fuentes, los autores que le han tratado y las diversas perspectivas desde las que lo han hecho, según los influjos que hayan podido recibir.” (2006: 377) Como se ve en las citas anteriores, la historia plantea los hechos “reales” y la histografía “cómo y por qué se cuentan así esos hechos”. Esta diferencia, como plantea el mismo White (1978) hacen reflexionar: si lo escrito depende del ámbito del historiador ¿qué visión se da entonces de los hechos “reales”? ¿y cómo verificar que son reales y que esa visión es, precisamente, neutral?

La cuestión científica de este género lo aclara Estébanez: “ciencia dotada de un aparato conceptual y metodológico específicos, que integra en su desarrollo las aportaciones de otras disciplinas como la geografía, la economía, la demografía, etc.” (2006: 511) De esta forma, tradicionalmente tenemos que la historia es la ciencia para contar los hechos pasados, pero la forma de presentarlos representa ahora un reto. White (1978) comenta que ahora los historiadores “toman prestado” esa forma de presentar los hechos ficcionales –específicamente del cuento o la novela- para dar a conocer su visión de la historia.

“How a given historical situation is to be configured depends on the historian’s subtlety in matching up a specific plot structure with the set of historical events that he wishes to endow with a meaning of a particular kind. This is essentially a literary, that is to say fiction-making operation.” (White, 1978: 85) Esta reflexión nos presenta de nuevo la visión de Platas y Estébanez, donde en nuestro tiempo, historia y narración se funden para generar un texto determinado. ¿Esto hace menos valiosa a la historia? Desde mi punto de vista, no. Simplemente nos invita a reforzar que un género vivo, el cual va tomando experiencias de otros para generar nuevos.

Por otra parte, y haciendo otra reflexión sobre la narrativa de la historia, White señala “The narrative itself is not the icon; what it does is describe events in the historical record in such a ways as to inform the reader what to take as icon of the events so as to render them “familiar” to them. The historical narrative thus mediates between the events reported in it on our culture to endow unfamiliar events and situations with meanings, on the other.” (1978: 88) En ese proceso de remarcación donde la narrativa cobra importancia: ¿qué es lo importante de los eventos presentados? Decirlo toca del historiador. ¿Cómo lograr el mejor efecto a través del lenguaje? De nuevo, el historiador. Entonces la historia si bien es una ciencia o una metodología determinada, en la actualidad es importante también cómo presentarlo; la respuesta común ha sido, a través de la narración, tomando prestados recursos de géneros como la novela.

3. La metaficción historiográfica y la historia en la posmodernidadSe mencionó previamente la diferencia entre historia e histografía. En otras palabras, surgen de lo mismo, pero se complementan para estudiar los fenómenos históricos. Ficción, por otra parte, es todo aquel hecho o narración que plantea algo no real pero verosímil; es decir, presenta eventos que no han ocurrido –y tal vez nunca lo hagan- pero sí plantea un mundo creíble, razonado, pensado. Entonces ¿qué plantea la metaficción? ¿qué es ir más allá de lo ficticio? Metaficción, es para Platas, “ficción que habla de la ficción, lo que se prueba en la gran cantidad de novelas y cuentos –aparte de obras de otros géneros- en los que se recuerda al lector que todo en ellos es inventado y se aventuran juicios y reflexiones sobre las propias técnicas compositivas.” (2006: 472) Uniendo ambas ideas, se tiene entonces que la ficción es un hecho inventado, y la metaficción es hacer consciente que es falso pero verosímil.

Para la historiografía –esa visión particular de hacer y decir historia- debe usar, precisamente, esa concientización para dar a entender sus escritos de una forma más directa, que no parezca vence ahí la visión personal. Entonces, esta ciencia o estudio detallado plantea estar consciente de qué recursos uso para dar a conocer un hecho histórico, partiendo de una serie de éstos que surgen de la literaria: y donde la ficción se entremezcla con la realidad. En sí, es un fenómeno actual, pues surge de la fusión o combinación de géneros y formas de aproximarse desde la visión histórica.

Ahora, cuando hablado de historia en la posmodernidad –estos días nuestros inclasificables realmente- tenemos que pensar en metaficción y en historiografía. Para Hutcheon “Postmodern fiction suggests that to re-write or to re-present the past in fiction and in history is, in both cases, to open up to the present, to prevent it from being conclusive and teleological. (1988: 110) Entonces la posmodernidad plantea un juego entre pasado y presente, de tal forma que necesito saber cuáles son mis recursos para dar el mejor resultado posible. En sí, enfrentando la ficción y la historia “Postmodernisim deliberately confuses the notion that history’s problema is verification, while fiction is veraticy” (Berthoff citado en Hutcheon, 1988: 112) He aquí la clave de la metaficción: verificación versus veracidad. En historia, lo primero es posible, no de ser ciencia o estudio de algo determinado. Por otra parte, la literatura, por su misma concepción de ficción, no reflexiona sobre este juego de quién dice qué y cómo, entonces requiere reforzar lo verosímil. Es decir, existe un debate para especificar qué sí puede ser real y qué verosímil, y qué se necesita para llegar a ello. “Historiographic metafiction […] the referent is always already inscribed in the discourses of our culture. (Hutcheon, 1988: 119) Aquí el punto clave –que finalmente ayuda a este proceso de posmodernidad y reflexiones literarias- es el elemento cultural; la metaficción lo hace consciente, pero el proceso tradicional de escribir historia, no. “Postmodern architecture and visual arts, like literature must contend with modernism’s attempts to be outside history –through pure form, abstractionism, or myth – or to control it through theoretical models of closure. In postmodern fiction, the literary and the historiographical are always being together and usually with destabilizing, not to say unnerving, results.” (Hutcheon, 1988: 109)

En resumen, la posmodernidad plantea una forma determinada de escribir historia, apoyada en la reflexión literaria. Y también, la detección de formas diferentes para narrar una historia.

4. Las características de la nueva novela histórica en América LatinaPlatas define novela histórica como “Género narrativo que une a hechos de importancia histórica la fabulación literaria, generalmente mediante la creación de personajes que sirven de hilo aglutinador a los acontecimientos.” (2006: 557) Por su parte, Estébanez complementa señalando “Esta recreación del pasado histórico se hace desde un punto de vista arqueológico, proyectando sobre una época lejana […] una interpretación caprichosa, con el vano intento de reproducir el espíritu de una época sobre la que, en realidad, estaban proyectando los propios esquemas culturales […]” (2006: 757) Con estos conceptos, se nota que la novela histórica es una revisión del pasado, pero a veces, desde una mirada actual. De hecho, se ha dicho que los textos de Homero cuentan de una región que se extinguió siglos atrás, pero al retomarla, presenta los hechos con una visión “más moderna”.

Este fenómeno sucede en América Latina: nuestra misma historia reciente nos impide ver estas cuestiones por su proximidad, y cuando lo retomamos lo hacemos con una reflexión actual. Estébanez habla de este fenómeno: En la literatura hispanoamericana surge una abundante producción de novelas históricas, escritas, las más de ellas, con propósito didáctico, al menos en su fase inicial: recordar a los distintos pueblos de América su tradición nacional. (2006: 757-758) Y a fin de cuentas, es un origen noble, mejor que el otorgado por los conquistadores.

¿Cómo se plantea entonces la nueve novela histórica en América Latina? De entrada, Menton menciona que se retoman características de la narrativa del boom: el afán muralístico, totalizante y lingüística (aunque menos hermética)” (Menton, 1993: 30) Y si tenemos abundante producción de esta naturaleza, también –aunque en menor medida- viene esa revaloración de lo pasado. Tal vez para crear el propio sentido de identidad, que se desvaneció por guerras o situaciones particulares. Pero, hay que considerar que una “buena” novela histórica es escrita por dos o tres generaciones atrás, de tal forma que tengamos la opción de ver objetiva y fríamente le pasado, y ahora sí, analizarlo; esto hace que perdamos textos de Fuentes, Sábato, Vargas Llosa y Carpentier, por mencionar algunos. Entonces ¿hay baja producción de estas novelas históricas? A priori la respuesta es sí. Aunque el éxito editorial de algunos “libros más sencillos” plantean precisamente esto, renovar la visión y hablar sobre un pasado más lejano.

Menton resume, para diferenciar estos fenómenos, seis rasgos característicos de la nueva novela histórica (2006: 42-44):
  1. La subordinación, en distintos grados, de la reproducción mimética de cierto periodo histórico a la presentación de algunas ideas filosóficas.
  2. La distorsión consciente de la historia mediante omisiones, exageraciones y anacronismos.
  3. La ficcionalización de personajes históricos.
  4. La metaficción o los comentarios del narrador sobre el proceso de creación.
  5. La intertextualidad.
  6. Los conceptos bajtinianos de los dialógico, lo carnavalesco, la parodia y la heteroglosia.
Nótese que hay textos que pueden afirmar lo anterior, pero hay otros que quedan “muy cercanos”. Por ejemplo, textos del Siglo de Oro o del Romanticismo en México pueden escribirse sin problemas, por la distancia planteada entre el autor y el hecho narrado. Se puede afirmar que uno de los recursos más populares es la intertextualidad, donde la mezcla de “documentos” y “testimonios reales” es de vital importancia. Por ejemplo, Sergio Ramírez en Margarita, está linda la mar, recrea la época de Darío; pero en Sombras nada más nos pone un contexto más cercano a él: el triunfo Sandinista y el nuevo gobierno humanista. ¿Qué texto cumple mejor con la definición? La primera, han pasado ya 2 generaciones entre la vida de Rubén Darío y la propia del narrador.
También se puede decir que este tipo de novela, resume Menton “atribuye el crecimiento en la narrativa actual: buscamos en la historia claves para comprender, medir y resolver los problemas que surgen de la inestabilidad total de la actualidad nuclear.” (1993: 57) ¿Nos buscamos o nos definimos a través de la literatura? La respuesta sería un sí. Es así como esta novela va en crecimiento, tanto en lo editorial-comercial, como el debate de ideas que permite acrecentar no sólo los títulos, sino el impulso la creación literaria. A medida que las sociedades maduran, es posible que Lationamérica tenga una mejor forma de organizarse y, por qué no decirlo, perdonar el pasado y así generar nuevas alicientes.

A manera de conclusiónCon estos conceptos –novela como género, historiografía, novela histórica, la moderna y América Latina- se puede dar forma a nuestra forma de escribir: siempre partiendo de un hecho real, es tal la disponibilidad de material que surge un texto verosímil, casi real.
La historia se continúa escribiendo, pero el ámbito es sumamente importante. Es el que permite conocer sobre otros países y costumbres, y la realización del discurso debe estar completa, dado que ha habido diversas funciones. La utilización cada vez más marcada de recursos narrativos, la historia también entra en el juego de la madurez.
En sí, todavía “vivimos” del boom, pero este tipo de autores permite ir conociendo otras visiones. La novela histórica y su momento, van en crecimiento: entre la búsqueda de entretenimiento y de recursos, de tal forma que vamos también ampliando el tiempo de la revisión y, en equipo, retoma y enaltece.

Referencias bibliográficas Bajtín, Mijail. (1991) "Épica y novela. Acerca de la metodología del análisis novelístico". Teoría y estética de la novela. Madrid: Taurus Humanidades. Pp 449-485.
Estébanez, D. (2006) “Historia”, “Novela”, “Novela histórica”. Diccionario de términos literarios. Colección Filología y Lingüística. España: Alianza Editorial.
Hutcheon, Linda. (1988) "Historiographic Metafiction: The Pastime of Past Time". A Poetics of Postmodernism. History, Theory, Fiction. New York & London: Routledge. Pp 105-123.
Hutcheon, Linda. (1988) "Historizicing the Postmodern: The Problematizing of History". A Poetics of Postmodernism. History, Theory, Fiction. New York & London: Routledge. pp 87-101.
Menton, Seymour (1993). "La nueva novela histórica: definiciones y orígenes". La nueva novela histórica en América Latina 1979-1992. México: FCE. 29-66.
Platas, A. (2006) “Historia”, “Histografía”, “Metaficción”, “Novela”, “Novela histórica”. Diccionario de términos literarios. 4ta edición. España: Espasa.
White, Hayden. (1978) "The Historical Text as a Literary Artifact". Tropics of Discourse. Essays in Cultural Criticism. Baltimore and London: The Johns Hopkins University Press.

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