sábado, 19 de marzo de 2011

Entre los discursos y la literatura

Gabriel García Márquez nos regala una obra de no-ficción llamda Yo no vengo a decir un discurso (2010) donde se compilan 22 discursos del autor, desde su juventud hasta 2007, pasando obligadamente por su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura.

Como él mismo lo ha declarado, es un autor que se disgusta de hablar ante un público; verídico. En el 2004 estuvo en el Tecnológico de Monterrey para aceptar un Premio sobre Humanidades, y ante la insistencia del Dr. Rangel en que hablara, ya con el micrófono enfrente dijo: "Yo escribo para no tener que hablar, gracias", y regresó el micrófono al entonces Rector.

Si bien esto nos muestra un poco de su caracter, no pone en duda la calidad de los escritos que presenta. En ellos, escase su caractérístico realismo mágico, para adentrarse en un lenguaje sincero y directo, donde deja entrever sus lecturas y sus erudiciones. Así, "Gabo" nos invita a reflexionar sobre América Latina, sus raíces indígenas y las europeas, a medida que propone una renovación de la ortografía.

Destacan en el libro Otra patria distinta, discurso ofrecido cuando recibe en 1982 el Águila Azteca, la máxima distinción de México para un extranjero, y en donde reconoce al país como su hogar al salir por la situación vivida en Colombia.
En La soledad de América Latina, Gabo hace una revisión histórica de este fragmento del continente, donde hay muchas similitudes y brutales diferencias. Ahí, invitando a construir una mejor sociedad, cierra como una de sus más afamados textos: "Una nueva y arrasador utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la Tierra." (29) Este discurso lo ofreció al recibir en 1982 el Premio Nobel de Literatura.
El tercero de mi elección es Botella al mar para el Dios de las palabras, de 1997 al participar en la inauguración del I Congreso Internacional de la Lengua Española. Aquí, en forma polémica, invita a renovar a la gramática y la ortografía, antes que ellas nos jubilen a nosotros. Para muchos una burla, para otros, una forma original de pedirle al español que se unifique en este mundo globalizado.
Por último destaco América Latina existe. Este discurso es de 1995, frecido en Panamá en un panel de análisis sobre la unidad americana y la situación actual. En él, García Márquez hace un recuento de otros grandes oradores, y presenta un agudo análisis de los países invitados y de los retos que existen para el futuro; en especial, habla del narcotráfico y la violencia, pero también en cómo Colombia se enfrenta a una situación que solo la unidad lograrán llevarla por mejor camino. Esta situación, en esta década y en otro país, es perfectamente aplicable.
Con esto cierro esta reflexión: Por ello llamamos clásicos a los clásicos. No importan cuándo fueron escritos, siempre nos permiten ver situaciones humanas que seguimos encontrando; siempre invitan a la relectura y a encontrarentre sus líneas a nuestros semejantes, a nuestras situaciones, a nuestros retos y nuestrs sueños.
Este libro ya es un clásico, y no solo por su autor, sino por las palabras que en él vienen plasmadas. Gabo tal vez deje de escribir o de hablar en público, pero nos ha dejado un vasto mensaje que sigue vivo. Y seguirá, diga o no un discuso ante un auditorio.

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