Lo que empezó como una estancia temporal se convierte en un descenso al infierno para los personajes de El diván del diablo (2005, Ediciones B) de Pedro Ángel Palou.
Con un lenguaje complejo,
diversos personajes definidos apenas a pinceladas, conviven en una casa. Cómo
llegan, nadie lo sabe, son elegidos por una razón especial y solo lo incierto
es seguro.
Cada personaje conoce
algo de información sobre su destino, pero el protagonista busca ir más allá y,
tal vez, encontrar el porqué del misterioso personaje que rige la casa.
A manera de Casa tomada de Cortázar, el espacio se convierte
en otro personaje, cuyos cuartos representan las prisiones Personales y el
jardín, ese laberinto que se convierte en una extensión de su condena.
También a manera de A puerta cerrada de Sartre,
los personajes creen saber dónde están y porque no pueden salir ¿habrá
esperanza para ellos?
El rector de la casa, como Mefisto, solo habla con
aquellos que ya han pasado pruebas, pequeñas muestras de fidelidad o entrega.
Una narrativa completa,
llena de giros y de reflexiones, diálogos y un misterio que, poco a poco, solo
se revelará en el diván… una novela compleja, para quienes disfrutan un texto
psicológico y siguen a una de las plumas más prolíficas de México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario