miércoles, 17 de abril de 2013

Entre la indignación y el compromiso



En el 2010, en medio de las protestas españolas por las crisis económicas, las manifestaciones de estudiantes y profesionales en otras ciudades de Europa y de Estados Unidos, surgió la necesidad de decir: por qué están protestando los jóvenes.
Personas que tal vez nunca habían salido a la calle a solicitar algo al gobierno o a la propia sociedad, invadían los parques, las plazas, los espacios públicos, para decir que no estaban de acuerdo con la forma en la que aplicaban las políticas financieras y sociales en sus países.
Además de los estudiantes o desempleados, se unieron intelectuales, artistas, políticos, activistas y, en especial, gente común que también alzó la mano y gritó su indignación.
Uno de los grandes intelectuales que recogió esta indignación fue Stéphane Hessel, el único redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos aún en vida. Y de esta solidaridad nació un breve pero portentoso libro: ¡Indígnate! (2010)

Y es que Hessel vivió la Segunda Guerra Mundial y el proceso de la Declaración Universal de Derechos Humanos… sabe qué es indignarse frente a la guerra, al hambre, a la falta de libertad. Uno de las grandes ausencias, señala este autor, es la falta de solidaridad: cada quien vela solo por su intereses sin pensar en una verdadera ciudadanía.
“Todos debemos velar por que nuestra sociedad sea una sociedad de la que podamos estar orgullosos: no esa sociedad de sin papeles, de expulsiones, de recelo hasta los inmigrantes; no esa sociedad que pone en duda la jubilación, el derecho a la Seguridad social; no esa sociedad donde los medios de comunicación están en manos de la gente pudiente…” (22)

La cuestión económica y financiera, desde esta visión es lo que ha originado la situación caótica en la sociedad. “Nunca había sido tan importante la distancia entre los más pobres y los más ricos, ni tan alentada la competitividad y la carrera por el dinero.” (25) La crisis financiera originada en Wall Street y en Europa son los mejores ejemplos de esta situación.

Ante esto, la crisis social, la crisis política, lo cierto es la indiferencia, la peor de las actitudes que es el verdadero cáncer de la sociedad.

Con un lenguaje sencillo y directo, Hessel, hace un recuento de la guerra, la situación en España y en Palestina, y nos invita, en pocas palabras a indignarnos de la situación que se vive en nuestro mundo.
Pero la reflexión no se quedó ahí. Después de la invitación a indignarse, ahora hay que actuar.

En colaboración con Gilles Vanderpooten, activista de política verde, se edita ¡Comprometeos! (2011), un diálogo que pone a los lectores a pensar en dónde y cómo me comprometo: en la ética, en lo individual y en lo ciudadano, al rechazo a la violencia, a la actuación en la sociedad.
Los temas de este texto incluyen las resistencias contemporáneas, el cambio del desarrollo al desarrollo sostenible, la construcción de la conciencia ecológica, la ecología y acción política,, la crisis de las instituciones internacionales, las construcciones alternativas, el plan del mañana y la cuestión intergeneracional.
En un diálogo socrático, el texto hace una revisión de la historia y lo moderno, para hacer una reflexión profunda y, realmente, invitar a la acción colectiva.
Indígnate y Comprométete es un binomio filosófico y de llamado a la acción, una forma de mirar la crisis actual de nuestro mundo globalizado y cómo, desde la trinchera individual, se puede lograr un mejor mañana.

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