domingo, 21 de abril de 2013

Otra de adolescentes: La guerra enana del jardín


Si les recomendé Invocación de Eloísa de Gonzalo Lizardo (http://literaturaexperienciaviva.blogspot.mx/2013/04/una-de-adolescentes-invocacion-de-eloisa.html), La guerra enana del jardín (2008) de Ricardo Chávez Castañeda es mas que recomendable: es toda una experiencia adolescente. 

A este autor mexicano lo conocí en su ensayo “La generación de los enterradores” (http://literaturaexperienciaviva.blogspot.mx/2010/10/enterrando-el-pasado.html), donde realiza con Celso Santajulian, un extenso y divertido análisis de la literatura mexicana contemporánea.

Autor de una novela multirreconocida y otros textos interesantes, esta colección de cuentos se presenta como “Doce cuentos sobre el descubrimiento del placer, el dolor y la literatura.”

Los títulos son mas que elocuentes: Bien podría llamarse vida tomada, Contrafuga a 60 kilómetros por hora, El Diario del Perro Muerto, El asesino… donde los adolescentes y los adultos se enfrentan a situaciones tan comunes que nos identificamos en ellas, o a las peores pesadillas como los gatos negros.

Hay variedad de voces narrativas: desde el narrador omnisciente, hasta el testigo y el personaje. También los largos de 30 páginas y los cortos de 4.

“Después las niñas invadieron nuestra historia” es una excelente recuperación de los niños que, en su club particular, comienza a recibir niñas… y todo cambia entre ellos. Los Peolardos no volverán a ser los mismos en aquella fotografía que funge como disparador… y el refugio nunca volverá a ser solo una casa abandonada.

“Tellitud” es una joya: un niño amante de las caricaturas infantiles, de pronto, ve un pequeño corto y se enamora perdidamente de ella. Sin embargo, nunca la vuelven a transmitir… toda una recuperación de las tardes frente a la televisión entre una tarea y otra.

Chávez Castañeda recupera lo popular con la televisión, la radio, la prensa… y a la vez la erudición con la historia de México y los escritores latinoamericanos mas reconocidos. 

¿Recomendable? Por su puesto, para reírse y, por qué no, recuperar nuestra propia adolescencia.

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