A Piedad Bonnett la conocí en un viaje, y comenté
previamente el excelente texto Lo que no
tiene nombre (http://literaturaexperienciaviva.blogspot.com/2014/01/lo-que-no-tiene-nombre-una-novela-una.html)
una visión hacia la pérdida de un hijo.
Me gustó su narrativa y más allá de su éxito comercial, me
topé después con El prestigio de la belleza (2010) una novela corta que plantea
la vida de una niña-adolescente-mujer que se sabe fea, y frente a esta fealdad
que su propia madre reconoce, decide construirse su propia suerte y destacar
frente a todo.
Esta decisión de construirse su propia suerte la lleva a
hablar de tal forma que se convierte en destacada oradora, en hacerse notar en
los estudios y, al rebasar a sus coterráneas, ser la más rebelde que le lleve a
ser vista de otra manera.
En un profundo mundo femenino donde la hermosura y la
elegancia van de la mano, esta adolescente serpa tachada de rebelde, enviada a
un colegio de monjas, y de ahí a llevar una vida de enfrentamientos y casi
alocada que le harás destacarse frente a todo.
Eventualmente su fealdad es sustituida por otras virtudes
que los hombres jóvenes no tardarán en identificar, y terminará casada y con
una vida por delante.
Con tono irónico, vivencial y lenguaje coloquial, la poetisa
y autora colombiana nos lleva a construir una Colombia no tan alejada de
nuestro México: una sociedad que reconoce la belleza y todos los estereotipos
que de ella se desprenden; una sociedad donde importa más las apariencias que
el propio sentir; una sociedad cuyos “valores” se van a lo externo y no a lo
interno.
La novela vale la pena por esta voz narrativa a manera de
biografía, que al ser narrada en primera persona, se convierte en una falsa
autobiografía.
Ideal para hacernos pensar y reflexionar sobre la sociedad
en la que vivimos y en aquello que a nuestros hijos les marcamos como lo
correcto, lo valioso, lo bello.
Una autora colombiana a la que vale la pena seguir y una
novela para disfrutar y pensar. En horabuena.