A manera de rockstar, el autor –que asemeja a un autor
mexicano ganador de grandes galardones excepto el Premio Nobel- trae a su hijo,
por la coautoría de un libro donde convergen textos y fotografías, padre e hijo
correspondientemente. El libro parece ser el ejemplo perfecto de una obra moderna,
donde los géneros se entrelazan, así como padre e hijo viven una vida armónica.
Nada más alejado de la realidad ficticia.
El editor es un homosexual declarado, y ante el encargo inicia
una serie de reflexiones sobre su vida diaria y los límites del amor y el
libertinaje. Grindr y recorrer las calles de Santiago en busca de aventuras,
son parte de su pasión, su fuente de la eterna juventud, aunque cada día su
edad se va haciendo más evidente.
Según la crítica, hace una década sería “la novela” de la
homosexualidad; hoy queda como un provocador texto lleno de excesos.
La realidad es que texto tiene una línea argumental débil:
lo que se plantea como una aventura intergeneracional, se convierte en una
larga revisión de las actividades, excesos sexuales, deseos ocultos y
satisfechos al vapor, así como una serie de diálogos que no aportan a la
profundidad del personaje, al contrario, parece que se pierde entre los mares
de la narración.
Si bien los personajes son interesantes, los abundantes
diálogos y la aparente falta de acción van acortando el ritmo de la novela. Hay
conflictos que no se ahondan –como la relación con la jefa o el gran amor del
protagonista- y otros donde la provocación es la principal motivación.
Si bien el argumento central es sobre la visita de los
autores, éste se dilata a prácticamente la mitad del libro. Cuando finalmente
llegan a Santiago, arranca una especie de descenso al infierno, donde solicitar
desde fruta hasta lubricante es tan natural como las parrandas hasta la
madrugada y la idea de escapar de papá. en el sentido figurado y en el real.
Una de las ventajas de la novela es su capacidad de incluir
intertextos, que le van dando toques de modernidad narrativa. También un
lenguaje rico de la situación que se vive, y en muchas partes, de una
coloquialidad que los transportan hacia el “Santiago-gay-moderno”.
Destaca también esa forma de plantear el conflicto familiar: ante una figura total, cómo los hijos pueden o no vivir; e incluso, amar. Y no solo eso, sino la visualización de un heredero de talento y de recursos, frente al deseo o no de destacar a nombre propio. Y claro, amar o disfrutar de la vida al máximo, incluso ante una hemofilia devastadora.
Aquí se ha enterrado el pasado colonial o militar, lo
importante es la exploración de lo efímero… tanto el placer como, a manera de
dura crítica, lo literario. En sí es un texto para explorar cómo el amor libre
puede caer en el libertinaje, conocer “el mundillo editorial”, visitar los
barrios festivos de Santiago, y ante el conocimiento de lo popular, detectar
los dimes y diretes de los grandes autores, una especie de aproximación a su
vida privada.
Una forma de ahondar en la creatividad de Fuguet y por qué
representa una importante voz narrativa de nuestros días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario