La novela juvenil Wonder (La lección de August, 2013) cumple con capítulos
cortos, pocos personajes, situaciones comunes, y una gran historia dispuesta a
presentar la inocencia y el temor a lo desconocido.
La novela se centra en August quien padece un
síndrome que le ha desfigurado el rostro. Después de muchas operaciones y años
estudiando en casa, la familia decide -y él de acuerdo- que finalmente vaya a
la escuela.
Así comienza la gran aventura de August ese niño
que ha pasado en su vida en casa ahora se enfrenta muchos adolescentes que
también buscan crecer y enfrentarse a lo desconocido.
En sus cumpleaños, según recuerda,
todo es en familia; su vida física y mental se ha ajustado a sus deseos; y poco
a poco las cosas van evolucionando. Ahora en la escuela los compañeros se fijan
en qué maleta llevan, cuál es tu personaje favorito, cuál es tu programa
especial, y claro, en donde pasas el fin de semana y con quién se juntan.
Todo es parte de la aventura
de ser adolescente y para el protagonista aún más por ser señalado, a veces en
secreto, otras indiscretamente; a veces, se reflexiona, los adolescentes pueden
ser crueles y August va a tener que enfrentar solo o con sus amigos -aquellos
que verdaderamente son sus amigos- esta aventura.
Un aspecto interesante de la novela es que
reconstruye el punto de vista de los personajes principales del mundo de
August: el protagonista, su hermana, sus amigos y con cada uno va tomando la
voz a manera de marcadores para contar la historia de este peculiar niño, que
si bien tiene un problema en el rostro su inteligencia y sus emociones son como
la de cualquier otro. Esta polifonía imprime un ritmo diferente a la
novela, complementando situaciones o dando más información para entender las
reacciones.
De esta manera la autora estadounidense R. J.
Palacio nos presenta personajes que si bien unidimensionales van representando
las diversas visiones de amistad solidaridad arrepentimiento inocencia incluso
entre ser niño y ser adolescente
Vía, hermana de agosto, también vive un proceso en
su propia escuela. Como su hermana conocer cómo reaccionar a las posturas de la
familia, cómo explicarle a sus amigas que tiene novio o que alguien que le
gusta, pero con un hermano peculiar; así, ella se siente en una familia
extraña, que a momento no sabe si mostrar o mantener, en cierta manera, oculta.
Los padres también se
convierten en eje de la historia: qué están dispuestos a hacer o a ceder, cómo
reaccionar ante hijos diferentes, los sacrificios laborales y personales, en
fin, una dimensión humana que se explora entre los capítulos.
A un ritmo certero, la novela comprime un año de
la vida de quienes forman parte de la vida de August, quien logra ganarse el
respeto de toda su generación siendo simplemente él; así la lección de la
novela no es un buen respeto a los demás sino también importancia de ser un
mismo ante cualquier circunstancia o adversidad.
Wonder va retratar el mundo adolescente (los que
comienzan, los que ya prácticamente son adultos) y lo difícil de los padres que
deben tomar decisiones de hasta donde involucrarse, intervenir, que limitar que
promover. Lo cierto es un retrato de una generación de padres preocupados por
ver crecer a sus hijos en un buen ambiente, enseñarles las características de
la vida sin una idea de sufrimiento o simplemente aleccionador.
Estamos ante un buen libro juvenil que retrata un
momento en mi vida y una extraordinaria forma de vivirla. Una buena
recomendación para lectores de todas las edades.