Puedo decir que he leído gran parte de la ficción de Jorge Volpi. Y también
de sus ensayos. En este espacio, lo he reseñado en (Hacia la unidad latinoamericana... un ensayo, un sueño; Voces de 1960: En busca de la década perdida)
Mi primer encuentro fue En busca
de Klingsor, y de ahí para el real, como se dice. Después de mucho tiempo,
mientras conseguía la firma para No será la tierra, le comenté a Volpi que
encontraba con grandes visiones del autor: aquellas historias arrancadas de una
anécdota que en 100 páginas lograban un estilo único; y otra, de la historia
totalizadora, una novela completa como diría Vargas Llosa. Estuvo de acuerdo
conmigo.
Eso es independiente del ensayista, que tiene un peculiar estilo para
documentar y reconstruirnos la realidad de diversas formas.
Ahora comento una novela que tiende a la primera línea: La tejedora de
sombras (2012), ganadora del Premio Iberoamericano de narrativa
Planeta-Casamérica 2012.
Con personajes que ya ha planteado en El fin de la locura, Volpi se
lanza a través de una sinfonía con sus determinados movimientos, a narrar la
historia de Christina Morgan, una mujer de la vida real que rompe con los
esquemas sociales de su tiempo y, a través de la psicología, se lanza en la
búsqueda de su propio ser.
Como algo positivo de la novela, el autor nos presenta una narrativa
fraccionada, llena de diferentes puntos de vista, acompañados de fotografías,
dibujos y múltiples intertextos.
Como algo difícil, una historia tal vez redundante, que trata de
visualizar los recovecos de la mente humana.
Es un texto algo difícil de leer, que invita a una relectura, y que nos
orilla a revisar los elementos reales y los ficcionales, a manera de
psicoanálisis y de test de personalidad a través de imágenes, donde ficción y
realidad se van entremezclando.
Si eres “fan” de Volpi, te gustará. Si no, le pondrás un asterisco al
texto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario