sábado, 18 de enero de 2014

Lo que no tiene nombre: una novela, una visión del dolor



En un viaje a Medellín durante el 2013 tuve oportunidad de detenerme en una librería y preguntar por las novedades locales. Sabemos que hay muchos escritores que llegan a México en diferentes textos, pero hay muchos otros que desconocemos o ignoramos su calidad narrativa. 



Así me compré varios libros (ya reseñados aquí: La maravilla de la lectura y la educación, Una profundaexploración de lo humano y Entre la pasión y la locura) y otros en espera de ser leídos. A veces nos aproximamos con reserva y resulta una grata sorpresa ¡cómo no pude haber leído esto!


Así me pasó con una novela de tintes autobiográficos de la escritora Piedad Bonnett: Lo que no tiene nombre (2013). El libro arranca con el suicidio del hijo menor de una familia, y el doloroso proceso de reconocer el cuerpo, recoger las cosas del departamento, enfrentarse a los amigos y a la familia, recobrar los momentos felices y aquellos que llevaron al suicidio. 

Debo reconocer que es una lectura que atrapa. Tal vez al ser padre reconozco ese dolor de saber que no podemos ayudar más a los hijos, pensar que unos zapatos, un lápiz, un orden determinado del escritorio nos recuerda las cosas buenas y aquellas que no entendemos del todo. 

La novela, que tiene un lenguaje sencillo, lleno de nostalgia, de dudas y de grandes lecciones personales, retrata una enfermedad mental que puede detonar en cualquier de nosotros y que puede tener consecuencias insospechadas. Retrata también la frialdad de los sistemas de salud y lo despersonalizado que puede llegar a ser la atención médica. Y no solo eso, también retrata el complejo mundo de los jóvenes, el saberse enfermo y buscar la forma de destacar en un mundo de mediocridad y escasas oportunidades. 

Pero también retrata aquello positivo que urge rescatar: la solidaridad, la mirada positiva al futuro, el valor de la familia y de estar informados. 

Bonnett nos proyecta su gran conocimiento literario al presentar citas y referencias narrativas: un poema, una frase, un fragmento de ficción. Incluso nos regala dibujos y una tarjeta de presentación para conocer quién fue su hijo y su gran talento: http://danielsegurabonnett.blogspot.mx/

Se puede considerar una novela breve, pocos personajes, capaz de presentar una evolución en su historia para retratar las emociones humanas y enfrentarnos a aquello que carece de nombre: la pérdida de un hijo. 

Solo me resta recomendar este texto. Muestra de la literatura colombiana actual y de cómo un texto puede canalizar el color para invitarnos a reflexionar y a compartir emociones, para ser empáticos y para ser, diría, un poco más solidarios.

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