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El
Premio Nobel de Literatura 1998 José Saramago nos regala una historia llena de
ironía y de realidad mágica: un día la península ibérica comienza a separase de
Europa, con lo cual comienza una travesía inaudita a través de los mares.
Según
narra la historia, un día comienza un temblor que pocos pueden sentir, hay
gritas que comienzan a dares y el agua comienza a correr entre los Pirineos.
Un
puñado de personajes comienza, junto con la tierra, una especie de perigrinar
fuera de toda historia creíble. Reuniones de gobierno, comisiones de
emergencia, grupos ciudadanos en acción,
todos tienen una propuesta, una opinión de lo que pasa, nadie sabe por qué.
La
balsa de piedra (2001, Punto de lectura) plantea entonces que hay personas con
una sensibilidad diferentes, la idea de que existe un temblor, de que los
animales reaccionan en forma diferente, de que existe algo que la tierra misma
quiere decir.
De esta
manera 3 hombres y 2 mujeres comienzan a retratar lo mágico de la vida, las
relaciones humanas llevadas a su básica relación, el amor, la pasión, la forma
de sobrevivir, la búsqueda de razones, todo en un automóvil y luego una
carreta, que representan al Rocinante moderno que busca respuestas.
Así van
de España a Portugal, mientras la otrora península es ahora una isla que entre
el Mediterráneo y el Atlántico sortea islas, navega sin rumbo aparente, se
acerca al otro lado del océano.
Apoyados
por unos y otros, campañas en ambos lados del océano, los pueblos ahora hermanados
de la nueva isla no saben qué les depara el futuro.
Con el
estilo aleccionador de otras obras, su peculiar estilo gráfico de muchas comas
y mayúsculas que llama a los diálogos, las amplias intervenciones del narrador-omnisciente
y personajes que se redondean en cada pincelada, Saramago va construyendo una
fábula donde lo irreal se convierte en una fiel realidad.
Entre el
perro y la barra, la necesidad de comer y sobrevivir lleva a los personajes a
vivir a su
manera la solidaridad y el amor, también la muerte y el escape de la
vida actual. Cada situación es una forma de probar a los personajes, de otra
oportunidad para vivir.
Una novela
para aprender y reflexionar sobre aquello que nos hace humanos, conscientes de
nuestras propias relaciones humanas, de la oportunidad de encontrarnos en los
lugares menos esperados. También la geografía y la ciudadanía que nos hace
también ser quienes somos, en un continente, en una isla, como lo material es
parte de nuestro ser.
Una fábula
moderna como solo Saramago la puede construir. Y en el camino, descubrir que
una isla también es un continente…
En este
espacio hemos hablado de una gran novela “Ensayo sobre la ceguera” (http://literaturaexperienciaviva.blogspot.com/2010/02/la-ceguera-y-la-revision-de-lo-humano.html)
y el ensayo “El nombre y la cosa” (http://literaturaexperienciaviva.blogspot.com/2013/04/saramago-el-nombre-y-la-cosa.html)
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